Aguazul es un municipio ubicado en el departamento de Casanare, dista de la capital departamental Yopal 27 Km y de Bogotá 361 Km. Se destaca por su importante producción arrocera, y por que en su territorio se encuentra el pozo petrolero de Cupiagua, que lo han convertido en el municipio que recibe mayor cantidad de dinero por regalías petroleras en todo el país. Cuenta con 34.551 habitantes, de los cuales 22.097 residen en el casco urbano.
De acuerdo a la historia el nombre de Aguazul se debe a que "el río Únete, presentaba en proximidades del paraje un pozo grande color azul. Allí era el sitio de recreación de todas las edades, lavadero, pescadero y pozo de recoger agua en canecas, calabazas, ollas, etc., para el consumo humano e incluso animal y para regar las matas. El primer nombre lo quiso dar el Capitán Villamizar Flórez en su nombre: "Puerto Villamizar"".
Sin embargo, también se tienen referencias de que en paralelo de Sevilla y sobre todo posterior a su destrucción, se intentó formar un municipio llamado Aguaclara (tal vez el primero nombre del hoy Aguazul).
Desde 1992 a Aguazul se le ha conocido como un municipio petrolero, debido a los campos de explotación de Cupiagua ubicados en su territorio, que lo han convertido en el municipio que recibe mayor cantidad de dinero por regalías petroleras en todo el país.
Gracias a estas regalías, en la parte urbana de Aguazul, Casanare, no hay miseria. Este lugar enclavado en el piedemonte llanero, a media hora por carretera de Yopal, parece de otro país. Sus vías son amplias, y llegan bien pavimentadas incluso a varias veredas. La mayor parte de la ciudad tiene andenes tipo 'bogotano', muchos de ellos con ciclo rutas. Sólo en sus sectores más humildes hay algunas calles destapadas, pero no es raro encontrar cuadrillas de obreros trabajando para hacerlas más transitables.
Según la Gobernación del departamento, toda la población tiene atención médica, aunque los pobladores se quejan del mal servicio. Los niños de Aguazul disfrutan la educación gratuita preescolar -bilingüe en algunos casos-, primaria y secundaria, que alcanza para los de otros pueblos que llegan en buses pagados por el municipio. Las amplias y bien dotadas salas de cómputo con conexión por banda ancha a Internet, hasta en las escuelas veredales, no tienen que envidiar a las de un colegio capitalino. El alcantarillado cubre a un 84 por ciento del pueblo, y el acueducto, el 70. Se trata de uno de los mayores cubrimientos del país.
Pero este innegable bienestar que viene de los millonarios recursos de las regalías petroleras tiene lunares. Los de las obras consideradas por la comunidad como 'elefantes blancos', por ser inversiones mal planificadas. Los de la corrupción que hizo que muchos recursos se esfumaran. Y el de los paramilitares que, a fuerza de terror, dominaron por años el lugar. Aguazul fue, en relación con su población, el lugar con mayor criminalidad del país en 2000 y 2001.
Durante las últimas cuatro alcaldías, el municipio ha acumulado proyectos sobredimensionados. Como una planta procesadora de yuca para atender 100 toneladas diarias en una región donde apenas hoy se comienza a cultivar este tubérculo, o una planta lechera que puede recibir 25.000 litros de leche al día y que sólo recibe 800. O como la pista de coleo más grande del mundo, que se utiliza un par de veces al año. A esto se suma que el matadero quedó a medio hacer, por estar en un lugar inapropiado; el palacio municipal se construyó sobre un manantial, por lo que vive inundado, y el patinódromo fue edificado sin las especificaciones requeridas.
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