13 jun 2011

Honda

Honda es un municipio ubicado al norte del departamento de Tolima y en el centro de Colombia. Limita con los departamentos de Cundinamarca y Caldas.
Este municipio debe su nombre a uno de los asentamientos indígenas situado a la ribera del Río Magdalena conformado por los aborígenes Ondaimas, que junto a los Gualies ocupaban la zona de la actual ciudad de Honda. Los españoles la bautizaron como Villa de San Bartolomé y luego le fueron dando apodos como "La ciudad de los puentes" por contar con más de cuarenta puentes sobre los ríos Magdalena, Gualí, Guarinó y la Quebrada Seca. Se le llama también "Ciudad de la paz" por ser uno de los dos municipios tolimenses que escaparon del flagelo de la violencia política de la década de 1950. También es conocida esta población en el país por la "subienda" de pescado, que va aproximadamente de enero a marzo de cada año y se presenta por el desove de los peces que vienen de las ciénagas de la costa norte.
Honda es una de las ciudades más antiguas de Colombia, el sitio donde se elevaría la Villa de San Bartolomé fue descubierto por Gonzalo Jiménez de Quesada, Sebastián de Belalcázar y Nicolás de Federman junto con el capitán Antonio Lebrija y Juan de San Martín en los primeros días de junio de 1539, semanas después de su salida de Bogotá, en el mes de mayo, a tan solo un año de diferencia de la fundación de Santa Fé de Bogotá.
El 24 de agosto de 1539, Francisco Nuñez Pedroso realizó el acto de fundación de la ciudad. Este día se celebra la fiesta de San Bartolomé, por eso el nombre completo de la ciudad es "San Bartolomé de las Palmas de Honda" y San Bartolomé también es el santo patrono de la ciudad.
Erigida en Villa el 4 de marzo de 1643, por orden del Rey de España.
Elevada a categoria de ciudad el 15 de junio de 1830.
Desde mucho antes del arribo de los españoles, la sociedad aborigen había logrado establecer una red de intercambio con los pobladores vecinos de las vertientes medias de las cordilleras central y oriental dentro de la cual el lugar de Honda se había convertido en escala obligada.
Habitada en sus inicios por los aborígenes Ondaimas y Gualies de la etnia Panche, familia lingüística de los Caribes, cuyos vestigios se encuentran en las terrazas ubicadas en esa zona, aun en el sector de Perico en Honda, se encuentra un abrigo rocoso donde hay arte rupestre.
En sitios conocidos hoy como Alto del Rosario, La Sonrisa, Arrancaplumas, Santa Lucía, Bogotá, el Triunfo, entre otros en excavaciones recientes han encontrado urnas funerarias de entierros primarios y entierros secundarios, material lítico, cerámico y oseo. Se reportaron urnas en las localidades de Arrancaplumas, Pescaderías y Mesuno. Se trata en estos casos de urnas funerarias de cuerpo subglobular achatado con cuello corto y boca ancha. Las tapas correspondientes no fueron definidas en su estilo, por encontrarse tan sólo fragmentos de éstas. Sin embargo, en la localidad de Arrancaplumas se identificó cerámica fitomorfa en asocio a otras formas y decoraciones muy variadas, no muy frecuentes en otros sitios. En la zona de Perico se han encontrado más muestras que hacen constatar la existencia de sitios con arte rupestre.
Descubierta en Junio de 1539 en el sitio en donde hoy se levanta la ciudad, confluencia del río Gualí, la Quebrada Seca y el Río Magdalena, la expedición debió asentarse y soportar la demora en la fabricación de dos bergantines que les permitirían seguir por el río, así mismo, el sitio retuvo a esta primera expedición por hacerse en él necesario el trasbordo de cargamentos para sortear el llamado Salto de Honda.
El progresivo comercio peninsular con las provincias del Nuevo Reino de Granada, había hecho del Río Magdalena la única vía posible y segura para establecer algún contacto con el interior. Ante esta situación el interés fundamental de la Real Audiencia era el de establecer, aparte del camino cuya apertura se había encomendado a Alonso de Olaya en la medida en que se hacía necesario vincular a Santa Fe de Bogotá con el Río Magdalena para la distribución de mercancías con destino a Tocaima, Ibagué y Mariquita, un puerto seguro y viable. Teniendo en cuenta las condiciones geográficas que hacía del Salto de Honda una barrera natural para la navegación, ya para las últimas décadas del siglo XVI se había establecido allí el puerto fluvial que necesitaba el Nuevo Reino.
Si bien la ubicación definitiva del puerto que se llevó a cabo en las inmediaciones de la población aborigen encomendada a los vecinos de Mariquita no había hecho del lugar un punto de distribución de mercancías si había logrado dar un claro impulso al comercio por esta vía. De aquí que se tome que la ciudad fue descubierta y no conquistada ya que el asentamiento indígena sirvió de referencia para el establecimiento de los españoles.
La erección de Villa a solicitud de los vecinos, quienes ofrecieron 5.000 pesos por que se elevara el puerto a la categoría de Villa, se le concedió esa gracia mediante Real Cédula otorgada por el Rey Felipe IV el 4 de marzo de 1643, y el 5 de febrero de 1644 se señalaron los términos de su jurisdicción consagrada a San Bartolomé (el día de la fundación de la ciudad se celebró la fiesta de este santo), así mismo se le asignó el escudo con los emblemas de la Casa de Austria y de los Borbones.
Durante la colonia y hasta antes de la independencia, el territorio hizo parte de las provincias de Mariquita y Neiva, que luego se dividieron en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Antioquia.
Ya para el primer cuarto del Siglo XVII, el puerto fluvial lo constituían "unos bohíos con techo de paja donde moraban los indígenas, ladinos unos, encomendados otros", que con el correr de los días se convirtió en pernoctadero de viajeros, forasteros, arrieros, comerciantes y funcionarios civiles y eclesiásticos. Honda fue el primer puerto fluvial del Nuevo Reino de Granada desde el siglo XVII.
De tal manera, Honda se convierte durante los siglos XVI y XVII en estación forzosa de mercaderías y pasajeros que llegaban o salían por Cartagena de Indias.
En 1620 ya había una iglesia, construida, pero se hallaba en tan mal estado que no podía reservarse en ella el Santísimo Sacramento, y entonces por acuerdo entre el Presidente de la Audiencia y el Arzobispo se encargó del Curato a los Padres jesuitas, quienes pusieron de Cura al Padre Offit. Este reconstruyó la iglesia de tapias y techo de paja, y después estableció galpones y hornos para quemar teja y cal e hizo nueva reedificación ya más sólida, y dio principio a la construcción del edificio del colegio, de cal y canto, con ayuda eficaz de los vecinos. El colegio de los jesuitas quedó fundado en 1622.

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