2 jun 2011

San Diego

Lo que hoy es San Diego, está localizado a corta distancia al oriente, del pueblo de Los Tupes, gran centro poblacional y ceremonial de los indios del mismo nombre, que aún en el siglo XVIII, tenían en la región presencia viva y dinámica, como lo destaca Nicolás de la Rosa cuando reseña que:"Estos indios aún conservaban ahora pocos años parte de su idolatría, manteniendo en lo más interior de aquella montaña un caney grande, que llamaban El Tupe en que se juntan a rendir adoración y pedir vaticinios a un muñeco que allí tenían pendiente de una biga…”.
El sitio del poblado actual, está localizado en cercanías de lo que era el hato conocido con el nombre de Uniaymo, nombre que corresponde a uno de los caciques que se enseñoreaba en esa región, bastante conocido en el contexto. A comienzos del XVII, el capitán Cristóbal de Almonacid, oriundo de Almonacid de la Sierra, en la provincia de Zaragoza, de la comunidad autónoma de Aragón, en España y repoblador de Becerril de Campos recibió órdenes del gobernador de Santa Marta, capitán Gaspar Mendoza, de trasladarse a Becerril con cincuenta hombres a pacificar los indios Tupe, que amenazaban con repetir los ataques a Valledupar, población que había sido atacada nuevamente por estos naturales al amanecer del 7 de mayo de 1609.
La presencia de Almonacid, significaría un proceso de contención de los naturales de la región, en lo correspondiente a la franja conformada entre el río Cesar y Serranía de Los Motilones, desde La Paz hasta El Rincón, o sea, La Jagua de Ibirico para lo cual se emplearon métodos no precisamente de apaciguamiento civilizado sino de aniquilación por medio de las armas de fuego y otro tipo de artimañas propias de los militares españoles. Ese proceso fue al mismo tiempo la ocasión para la fundación de hatos en dicho territorio. Según arraigadas tradiciones locales, aunque sin fuentes documentales que las sustenten, el doblamiento de hatos de la región de San Diego se habría iniciado a comienzos del siglo XVII, y según los historiadores sandieganos, en el año 1609, fecha que coincida con la presencia de Almonacid en la región. Para esta ocasión, habrían hecho aparición los primeros vaqueros procedentes de Valledupar, que se encontraba más poblada y desde allí se ejercían varias instancias de poder. Dichos vaqueros, habrían sido autorizados desde la capital de la provincia, Santa Marta, con el ánimo de explorar nuevos sitios para incrementar en la región la cría de ganado aprovechando las sabanas, los playones del Río Cesar y el pie de monte de la Cordillera Oriental, en donde abundaba tierras apropiadas para la cría de ganado.
Señalan las mismas versiones, que entre los primeros pobladores, a estas sabanas llegaron inicialmente los hermanos Andrés, José María y Asisclo Arzuaga, quienes tomaron posesión de tierras e implementaron allí un hato, conocido como “Hato de Uniaymo”, en honor al ya mencionado cacique de los Tupe. El hato estaba localizado a orillas del Río Chiriaimo que aún en la actualidad conserva su nombre ancestral, aunque con un caudal bastante disminuido, debido al uso indiscriminado e irracional que se le ha dado a sus aguas en época reciente. Dadas las características de las tierras bajas de este valle, localizadas a orillas del rió Cesar, inundadizas en invierno pero abundantes en pastos durante el verano, se impuso el tipo de hato o ganadería trashumante que en los veranos conducían los ganados hacia la orilla del Río, mientras las viviendas del hato permanecían solas, vigiladas por un esclavo de nombre Diego Nevado, quien habría llegado a estas tierras comisionado por el gobernador de Santa Marta, en calidad de esclavo pacificador, en cumplimiento de lo cual, celebró un tratado de paz con el cacique Coroponaimo, luego de que éste desmontó e hizo retirar al Capitán Almonacid. Debido a su capacidad de trabajo y al esmero en el cuidado de los bienes que le habían confiado, Diego Nevado se habría convertido en mayordomo del hato de Uniaymo y en razón de ello se hizo merecedor del tratamiento de Don Diego que le daban los Arzuaga.
No se le conoció mujer, ni hijos, pues cuando llegó a estas tierras ya era un hombre avanzado en años, enfermo y físicamente deteriorado. En efecto, tenía el esclavo Diego una pierna hinchada a consecuencia de una fuerte enfermedad de gota, razón por la cual le llamaban con los apodos de “Diego el Patón” y “Diego Pata”. Algunos pobladores le reconocen a Don Diego, la autoría de la fundación de San Diego, e incluso con el título de capitán, en fecha precisa correspondiente al 18 de julio de 1609. Versión que no deja de ser contradictoria en sí, pues Nevado habría llegado mucho tiempo después de la llegada de los hermanos Arzuaga, la cual supuestamente ocurrió en el mencionado año.
Todo indica por tanto que en el caso de San Diego no hubo fundación en sentido estricto, y que lo ocurrido allí, correspondió más bien a un proceso de ocupación de tierras por colonización, a partir del cual se fue dando la aglomeración de vecinos; que en un principio no fue muy numerosa. Pero en caso de haber ocurrido una fundación, ésta correspondería a los señores Arzuaga, ya que fueron ellos los primeros en plantar sus reales en la región y bastante tiempo después empezaron a aparecer nuevos colonos, entre ellos Nevado, quienes atraídos por la fertilidad y la bonanza de la tierra, empezaron a civilizarlas y a delimitar las propiedades, el crecimiento del pueblo fue así cada vez más próspero, aunque todo indica que sus inicios fueron bajo la forma de una aldea dispersa, conformada por hatos, de vecinos que se localizaban a regular distancia unos de otros. Según ésta versión, el hecho de haber sido fundado por Diego Nevado, hizo que el apelativo con el que se le conoció, le fuera asignado al pueblo, que a partir de ese hecho comenzó a llamarse como el Pueblo de Diego Pata, para quedar finalmente, por la abreviación propia que impone el uso, solamente como Diego Pata con el cual fue conocido hasta bien avanzado el sigo XIX.
Durante el siglo XIX, el pueblito comenzó a crecer con cierta rapidez, ganándole en empuje al pueblo de Los Tupes, después de que este tuvo durante la colonia una posición privilegiada, debido a su localización a orillas del río Cesar y a la abundancia de hatos ganaderos que había en su entorno, los cuales eran favorecidos por la calidad de sus tierras ribereñas, además de ser punto de referencia obligado en el camino que desde Valledupar conducía a Chiriguaná, pasando por Espíritu Santo. Ese crecimiento le otorgó reconocimiento dentro de la organización del estado colombiano, a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Su primera figuración formal en este siglo, según lo relaciona el anuario Estadístico del Cesar, correspondiente al año 1988, fue la que obtuvo “el 16 de octubre de 1852 por medio de la Ordenanza No. 16 de la Cámara provincial de Valle de Upar, creó el Distrito Parroquial de Arzuaga formado por Diego Pata y Estación Vieja. Este Distrito fue creado en honor de Arcisclo Arzuaga”. De esta ordenanza no se ha encontrado soporte documental, pero se le da credibilidad por venir de un documento oficial como es el Anuario Estadístico del Departamento. Se destaca de ésta referencia, que ya se acepta como nombre oficial, el de Diego Pata, que como se indicó antes, se le daba desde sus inicios.
El municipio de San Diego pertenece a la zona nor-oriental del Departamento del Cesar y tiene una superficie territorial de 670 Kilómetros cuadrados, que limitan por el norte, el oriente y el sur con el municipio de La Paz; y por el occidente con el municipio de Valledupar, con el río Cesar en medio. Se encuentra localizado a 180 metros de altura sobre el nivel del mar, siendo su temperatura promedio de 27ºC en la cabecera municipal y en las estribaciones de la Serranía del Perijá oscila entre 15º y 20ºC.
En el aspecto económico, el municipio depende principalmente de la agricultura y la ganadería. Sus tierras planas, bajas y montañosas, poseen condiciones naturales para el desarrollo de la explotación agropecuaria en gran escala. Para efectos productivos, actualmente el municipio se encuentra distribuido en dos subregiones naturales: Subregión Sierra del Perijá y la surbregión algodonera, las cuales tienen diferentes alturas y varios tipos de climas, haciendo que se presenten diferentes usos de la tierra.

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