27 may 2011

Tamalameque

Ésta antiquísima población tiene una historia rica en anécdotas, pues los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre la fecha, el sitio y el fundador del poblado:
La historia registra a Pedro de Lerma, quien explorando el Valle de Upar y en su afán de explorador llegó al Río Grande pasando por Tamalameque.
También el clérigo y Bachiller Diego de Viana con ciento cincuenta hombres capitaneados por Juan Céspedes y Juan de San Martín llegaron a Tamalameque a orillas de la ciénega de Zapatosa, expedición ésta diezmada por los indios Chimilas, nuestros aborígenes.
Se cuenta también que Ambrosio Alfinger en el año 1531 saliendo de Maracaibo y decidido a llegar al valle que queda al lado de la Sierra Nevada, después de avasallar cuanta población indígena encontraba a su paso llegó a la región de Tamalameque, poniendo en practica sus sanguinarios métodos de saqueo, destrucción y exterminio de la cultura indígena.
El Licenciado Don Gonzalo Jiménez de Quezada autorizado por el Gobernador de Santa Marta Fernández de Lugo, parte en el año 1536 a descubrir el nacimiento del Río Grande de la Magdalena, llegando a Tamalameque con ciento cincuenta hombres después de haber naufragado.
De todas maneras, para ilustrar un poco la confusión respecto a la fundación del poblado se transcribe.
Hasta quedar definitivamente en el sitio donde hoy se encuentra, en la recopilación de Leyes de India se afirma que Jiménez de Quezada lo traslado a un sitio llamado Barbudo, (...). En 1544 el capitán Manjares volvió a fundarlo frente a Mompox en un sitio denominado San Judas Tadeo de Portaca –hoy el Palomar– y en 1680 el padre Bartolomé Balsera o Céspedes le vino en ganas trasladarlo a las bellas sabanas de Chingalé, (...) con el nombre de Nuestra Señora del Rosario y San Miguel de Las Palmas de Tamalameque.
Tamalameque es un municipio situado al sur del Departamento del Cesar, cuya cabecera lleva su mismo nombre, situado a la margen derecha del río Grande de la Magdalena, queda distante a 17 kilómetro de la carretera que conduce de Bucaramanga a la costa Atlántica, siendo comunicado por un ramal nacional que parte desde la población de El Burro.
Su cabecera municipal está localizada a los 8º 48' de Latitud Norte y 73º 49' de Longitud, al oeste de Greenwich. Está a una altitud de 50 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura promedio de 28º -30º C.
El municipio cuenta con una población de 17.000 habitantes aproximadamente, de los cuales 7.358 viven en su cabecera municipal.
Las cabeceras corregimentales del municipio son pequeñas extensiones con topografía plana y sin una estructura urbanística definida, toda vez que las manzanas identificadas en los planos, mayoritariamente, no se han poblado.
La economía tamalamequera está basada principalmente en tres renglones: Pesca, agricultura y ganadería.
La topografía de Tamalameque es particularmente formada por ciénegas, playones y humedales así: Tamalameque está adornado en su topografía con las ciénegas de Zapatosa, Alfaro, Bijao, Cascajo, Combú, Cristo, Guamalito, Guarumal, Sahaya, Totumito, Los Caballos, Las Bolsas, La Juanona, Achiotal, entre otras, las cuales cubren una superficie de 5.428 hectáreas.
Esto da las dimensiones de su potencial pesquero, por el cual la gran mayoría de su población deriva su sustento de la pesca artesanal, comercializando sus productos con los pueblos circunvecinos y con la ciudad de Bucaramanga.
Tamalameque tenía la tierra productiva concentrada en pocas manos, era propiedad de algunos latifundistas del interior del país, sin embargo en la década de los 70 se dio una gran invasión de tierras, por parte de campesinos venidos de otras latitudes quedando en manos de campesinos foráneos las más productivas, dejando sin propiedad al campesino nativo.
El campesino nato básicamente cultiva: arroz y sorgo, y en la parte aledaña al río siembra plátano, yuca, y productos de pancoger los cuales son arrasados periódicamente por río Magdalena.
La administración actual consciente de la problemática del campo y de la necesidad de su reactivación ha iniciado exitosamente proyectos agrícolas como el de palma africana que permite que el pequeño agricultor mediante el incentivo de los subsidios y la asistencia técnica que brinda el municipio, vincule su tierra a esta próspera actividad.
Lo mismo ocurre con el proyecto Coproyut auspiciado y patrocinado por la alcaldía municipal en lo que a la siembra, industrialización y comercialización de yuca se refiere.
La ganadería es el último renglón de la economía, y se hace en forma extensiva en los playones y sabanas con ganado de cría, por pequeños campesinos en su mayoría y algunos grandes ganaderos que desde las grandes capitales manejan sus negocios a control remoto huyendo del problema de orden público que vive toda Colombia.

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