Ciénaga de Oro es uno de los 30 municipios del departamento de Córdoba en la costa norte de Colombia.
Ciénaga de Oro deriva su nombre del hecho en que los cerros situados al oriente y en épocas de lluvias torrenciales, descendían en abundancia pepitas de oro que después eran recogidas en distintos puntos de la población.
Se cree que los primero pobladores de Ciénaga de Oro entraron por Punta de Yánez y buscaron tierras altas para asentarse. Es posible que esto haya sucedido hace 30 siglos. La que hoy es Ciénaga de Oro fue fundada el 15 de diciembre de 1776. Antes había tribus diseminadas por toda la región bajo la autoridad de de distintos caciques. Uno de los más conocidos era el cacique Zuripá, al cual los españoles le castellanizaron el nombre de Zuritá. Esas casitas distribuidas por las faldas de los cerros fueron reorganizadas por los conquistadores españoles que comandaba Juan Torrezal Díaz Pimienta, que estaba bajo el mando del legendario Antonio de la Torre y Miranda. Le acordaron el nombre de San José de Cienaga de Oro y a la razón tenían 824 habitantes.
El nombre de Ciénaga de Oro se lo pusieron los españoles y correspondía a la enorme cantidad de oro que encontraron en estas tierras. Lo cual se acoplaba con las ambiciones de los ibéricos que no tenían rubor para exclamar: “Los españoles padecemos una enfermedad del corazón, la cual solo la cura el oro”. Ya habían estado saqueando en las tierras de La Tota y la sed por el preciado metal no se había saciado. Ciénaga de Oro está ubicada en la región Finzenú. Sus naturales eran de origen Caribe. El cacique se pintaba con jagua y achiote para espantar los mosquitos y defenderse del sol. Usaban coronas de plumas y llevaban collares de oro y colmillos de animales. Los genitales, cuando adultos lo cubrían con una especie de caracol.
En el antiguo territorio mandaba un cacique; el mas conocido se llamaba Panaguá y, según se sabe tuvo un final dramático. Este cacique se rodeaba de un grupo de ancianos que cumplían la función de consejeros. El poder era herencial, se trasmitía del padre al hijo mayor. Después de Panaguá no se conoce el nombre de otro cacique, pues los españoles atacaron con fiereza y exterminaron o dispersaron los indígenas sobrevivientes, lo cual les impidió una posterior reorganización.
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