29 jun 2011

Mariano Ospina Pérez

Nació en Medellín en noviembre 24 de 1891 y murió en Bogotá, abril 14 de 1976.
Político conservador antioqueño, presidente de la República durante el período 1946-1950. Luis Mariano Ospina Pérez nació en el seno de una emprendedora familia burguesa antioqueña, vinculada desde tempranas épocas de la república a las altas esferas gubernamentales.
Sus padres fueron doña Ana Rosa Pérez y el ingeniero Tulio Ospina, quien, con su hermano Pedro Nel, trajo de Centroamérica técnicas de cultivo del café; además, fue fundador de la Escuela de Minas de Antioquia.Su abuelo, Mariano Ospina Rodríguez, abogado del Colegio de San Bartolomé y activo conspirador contra Simón Bolívar en 1828, había sido representante y senador, secretario de Estado en las ramas del Interior, Relaciones Exteriores e Instrucción Pública. Fue así mismo fundador, junto con José Eusebio Caro, del partido conservador, en 1849, y del periódico La Civilización, primer órgano de ese partido. Ascendió a la Presidencia de la República en 1857, siendo derrocado por el general Tomás Cipriano de Mosquera en 1861, a raíz de lo cual tuvo que partir hacia Guatemala en penosas condiciones.
Su tío, el general e ingeniero Pedro Nel Ospina, empresario fundador de industrias y dueño de modernas haciendas cafeteras y ganaderas, después de enfrentarse electoralmente con el liberal Benjamín Herrera, obtuvo la Presidencia de la República en 1922. Mariano Ospina ingresó al Colegio San Ignacio, regentado por la comunidad jesuita, en el cual sobresalió en las áreas de humanidades, matemáticas y ciencias naturales.
Todo indicaba que seguiría los pasos de su tío y de su padre en la carrera de ingeniería, pero, como se lo indicó a uno de sus educadores, a él lo que le gustaba era la política, aunque debía reservarse esa pasión, pues don Tulio siempre aseguraba que lo mejor que su familia podía hacer era mantenerse alejada de la política y dedicarse a las actividades privadas. En 1908 ya era alumno de la Escuela de Minas de Antioquia, y eran sus profesores Carlos E. Restrepo y Alejandro López, eminentes hombres públicos. Siendo aún estudiante, fue llamado para encargarse de las cátedras de trigonometría, estadística, administración y economía, lo que ejerció gran influencia en su formación académica y política. A1 mismo tiempo, sus veleidades políticas lo llevaron a dirigir, en 1909, el periódico político La Joven Antioquia. Esta labor periodística le permitiría ejercer tres años después la dirección de la publicación universitaria Anales de la Escuela de Minas de Antioquia.
El 20 de abril de 1912 se graduó como ingeniero de minas; su tesis versó sobre la hidráulica en la minería, concretamente sobre los aluviones del Porce. En premio por la terminación de la secundaria, fue enviado a estudiar a la Universidad de Louisiana, en 4a cual obtuvo el master of science, con especialización en azúcar. Entonces se dirigió a Europa, donde recorrió las principales capitales. Aprovechando esta estadía, se reunió a platicar sobre política con su tío Pedro Nel, quien a la sazón era ministro plenipotenciario de Colombia en Bruselas, y sobre economía con su primo Luis Ospina Vásquez, quien después llegaría a ser una de las primeras autoridades en esa ciencia. Instalado en Lieja, en el Instituto Montefiori, se inscribió en cursos libres de postgrado sobre manejo de ferrocarriles y técnicas para excavación minera; por su afición a la política tomó también sociología, relaciones laborales y cooperativas. Académicamente estaba, pues, preparado para regresar y enfrentar el porvenir.
En 1914 el joven Mariano ya se encontraba de regreso en Colombia, debido al inicio de la primera Guerra Mundial. Después de un breve período de descanso, inició sus contactos con los políticos conservadores antioqueños, a algunos de los cuales conocía de antemano gracias a los vínculos paternos y a sus propios méritos: a sus 14 años ya había tenido el privilegio de sentarse a comer, en su propia casa, con el presidente Rafael Reyes, y también había sido destacado alumno de Carlos. E. Restrepo, quien ejerció la presidencia entre 1910 y 1914. Así las cosas, participó en las elecciones para el Concejo Municipal de Medellín, en el cual fue elegido presidente, cargo que ocupó entre 1915 y 1917.
Posteriormente ocupó una curul como diputado en la Asamblea Departamental de Antioquia, entre 1917 y 1919, y nuevamente en 1921 y 1923; desde este cargo, sustentó y sacó adelante el proyecto de creación de la Secretaría de Agricultura. Para este momento ya había demostrado cuáles eran sus capacidades potenciales y reales. Sin embargo, sus copartidarios veían como un inconveniente el que no se destacara como tribuno parlamentario, en una época en la que las dotes oratorias se consideraban indispensables en el desempeño político. Pero Ospina Pérez no podía elevar el tono de su voz: desde muy niño, en la finca cafetera de su padre, se había tragado una semilla de café pergamino que le rasgó las cuerdas vocales, lo que para siempre le dejaría una voz apagada. No obstante, con el correr de los años, se pudo apreciar que esa era una de sus principales ventajas sobre sus contendores.
En abril de 1919, Mariano Ospina fue nombrado superintendente del Ferrocarril de Antioquia. Desde esta posición, intervino activamente en la expansión de la red ferroviaria en la zona cafetera; incorporó para el transporte de carga tres autobuses y dos locomotoras Baldwin; contrató los estudios Sinifiná-Arma para avanzar hacia la unión con el ferrocarril del Pacífico, vital para la zona cafetera del occidente antioqueño; y, además, contrató otros estudios para las carreteras del Carare. Renunció a su cargo el 31 de mayo de 1920. Después de la muerte de su padre, acaecida en Panamá el 27 de febrero de 1921, Ospina dirigió, por dos años, la Escuela Nacional de Minas de Medellín, cuyos primeros directores fueron, precisamente, Pedro Nel y Tulio Ospina.
Durante su rectoría, trató de proyectar la Escuela académicamente, empeñándose en conseguir profesores extranjeros. Entre 1922 y 1926, Ospina se desempeñó como senador por el departamento de Antioquia, durante la presidencia de su tío Pedro Nel. En su labor como senador, contribuyó a sacar adelante todos los proyectos de origen gubernamental, además de proponer los suyos. Es poco conocido el debate que se adelantó en el Senado a propósito del proyecto de unificación de la deuda externa, que tenía un número crecido de opositores: cuando los partidarios del proyecto comprendieron que éste se había hundido, particularmente porque no se había planteado una adecuada defensa, le encargaron a Ospina Pérez la última intervención, aunque ya sin esperanzas.
Pues bien, la demostración que hizo el senador antioqueño sobre el conocimiento de la economía nacional y los distintos aspectos relacionados con la deuda externa, lograron cambiar el concepto mayoritario, obteniéndose la aprobación del proyecto. Desde ese momento, Mariano Ospina se convirtió en uno de los jefes de la bancada conservadora. Apenas rebasaba los 30 años. Ospina Pérez fue el autor del proyecto de creación del Banco Agrícola Hipotecario, convertido en la ley 68 de 1924. El Banco fue creado para impulsar el desarrollo de la agricultura, por lo que se constituyó en la primera institución de crédito para el sector; pero como se le autorizó para hacer empréstitos destinados a vivienda urbana, los recursos para el agro fueron cada vez menores. Como capital inicial contó con $ 2 000, de los cuales uno provenía de la indemnización por Panamá; la financiación principal provenía de la emisión de cédulas que eran colocadas en los mercados extranjeros, por lo que al ocurrir la crisis mundial de 1929, el Banco quedó al borde del cierre.
Otro proyecto importante presentado por Ospina Pérez fue el de los Almacenes Generales de Depósito, destinados a la guarda, depósito y clasificación del café, así como la expedición de los certificados de depósito y de los bonos de prenda, lo que, según el gobierno, se constituía en una base segura para la valorización del grano. No obstante, en 1932 sólo existían almacenes de depósito en Medellín. Ya para terminar su período senatorial, en momentos de ascenso de su carrera política, Mariano Ospina, habiendo dejado atrás sus amores juveniles con Helena Ospina Vásquez, la hija de su tío Pedro Nel, contrajo nupcias con Berta Hernández Fernández, matrimonio que duraría 50 años. Era el 18 de julio de 1926.
El 7 de agosto de 1926 el presidente Miguel Abadía Méndez Llamó a Mariano Ospina a ocupar el Ministerio de Obras Públicas. Sin embargo, Ospina no alcanzó a completar un año en el gabinete; se retiró a los ocho meses porque su presencia allí le traía más inconvenientes que méritos: al fin y al cabo su meta estaba en la Presidencia de la República, y una infortunada gestión ministerial podría eventualmente impedírselo. Miembro fundador de la Federación Nacional de Cafeteros, Ospina desempeñó la gerencia de la Federación entre 1930 y 1934, por elección del cuarto Congreso Nacional Cafetero. Con Ospina Pérez como gerente, la Federación se entronizó en el Estado como un factor de poder y un agente de modernización. Además, Ospina Pérez, quien en el cuarto congreso cafetero ya había presentado una iniciativa en ese sentido y obtenido su aprobación, junto con los representantes Julio Zuluaga, Antonio Salgar y Carlos Pérez, presentó un proyecto de ley sobre creación de la Caja Agraria, el cual fue acogido en las sesiones del Congreso de la República del primer semestre de 1931.
Un hecho adicional merece mencionarse por lo que significó para el gremio cafetero. Entre 1933 y 1937, Alfonso López Pumarejo y Mariano Ospina Pérez protagonizaron uno de los debates nacionales más resonantes de su tiempo. López Pumarejo era partidario de la política de limitación de cultivos para restringir la oferta, mientras que Ospina Pérez abogaba por la expansión de ellos y el aumento de la exportación, sosteniendo dos razones: 1) que el productor campesino resistía cualquier precio en condiciones de igualdad en las tasas de cambio de los países cafeteros frente al oro, y 2) que la mejor calidad del grano colombiano desplazaría al café brasileño, así se disminuyera el diferencial de precios. Esta posición de Ospina no era nueva: en mayo de 1931 Brasil realizó una Conferencia Internacional del Café, a la cual asistieron países productores; en ella el anfitrión buscaba inducir a los productores a restringir sus siembras por algunos años. Mariano Ospina se negó a adoptar tal reducción, así como a todo intento por fijar los precios del café de modo artificial, es decir, por medio de acuerdos previos entre los productores; posiblemente por esta intervención decidida de Ospina, la Conferencia terminó sin aprobar la posición brasileña.
Ahora bien, arguye Marco Palacios, en la polémica Ospina-López el fondo del asunto residía en hallar los medios para separar el mercado interno del externo, en desequilibrio creciente. López Pumarejo, al contrario de la posición adoptada por Ospina en 1931, forzó la aceptación de un acuerdo de "paridades de precios" con Brasil, con base en el cual la oferta de café colombiano se regularía conforme a la evolución de los precios relativos de los cafés de ambos países en el mercado internacional.
El Banco de la República fue autorizado para financiar el pacto y la Federación de Cafeteros adquirió 353 000 sacos. Pero con la suspensión del financiamiento de la retención por el Banco de la República, en el que el grupo Ospina era influyente, las presiones inflacionarias y la renuncia, en julio de 1937, de Alejandro López (partidario de la necesidad de dejar la producción libre de intervenciones y a quien en noviembre de 1935 López Pumarejo había impuesto en la gerencia de la Federación) quedó en claro que la retención de existencias había fracasado y que esa forma de intervencionismo estatal caía en descrédito. La política que representaba y encabezaba Ospina Pérez había triunfado; en reconocimiento, en octubre de 1938 presidió el Ix Congreso Nacional de los Cafeteros, reunido en Bogotá. No es extraño, pues, que a Ospina le gustara comentar desde entonces y hasta el final de sus días que él había sido el hombre de los cafeteros.

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