Nació en Piedras, Tolima en junio 5 de 1867. Murió en La Unión, Cundinamarca, mayo 9 de 1947.
Miguel Abadía Méndez fue el último presidente de la Hegemonía Conservadora, y perteneció a la llamada generación de políticos gramáticos, que administraron el país basados en el poder de la retórica y el dominio del lenguaje.
Realizó sus estudios en el Colegio del Espíritu Santo en Bogotá, ingresó a la Universidad Católica y, posteriormente, al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, donde obtuvo el grado de doctor en Derecho y Ciencias Políticas.Participó en la redacción del periódico literario El Ensayo (1887) y El Colombiano, hoja publicada para defender la candidatura de Miguel Antonio Caro a la Vicepresidencia de la República en 1891.
Son de su autoría el Compendio de historia moderna, Nociones de prosodia latina y Geografía de Colombia, basada en el texto de Carlos Martínez Silva. Tradujo, además, las obras de Monlaur y la Historia moderna de Fredet, entre otras. Emérito profesor de Derecho y hombre público en ministerios (desempeñó las carteras de Instrucción Pública, Hacienda, Relaciones Exteriores, Gobierno, Guerra y Correos y Telégrafos), asambleas, cámaras legislativas y legaciones diplomáticas, Abadía Méndez fue miembro de las Academias Colombianas de Jurisprudencia y de la Lengua. Elegido presidente de la República para el cuatrienio 1926-1930, llegó a la primera magistratura postulado como candidato único del partido conservador y sin que el partido liberal participara en la contienda electoral.
La negativa de esta última colectividad a contribuir con una cuota en el gobierno, convirtió a la administración Abadía en un gobierno hegemónico. Su gestión estuvo caracterizada por problemas económicos de gran magnitud: tuvo que recurrir a un empréstito por 10 millones de pesos para no detener las obras públicas más importantes, y posteriormente abrió una licitación para un nuevo préstamo público de 60 millones de pesos, otorgada a una firma norteamericana. En 1928 su gobierno firmó otro empréstito por 35 millones, destinado a atender diversas obras de infraestructura, como ferrocarriles, carreteras y puertos; y hacia 1929 le correspondió enfrentar la recesión económica mundial que afectó gravemente a Colombia y amenazó con una parálisis financiera y de la producción. A1 igual que su antecesor, el general Pedro Nel Ospina, el presidente Abadía Méndez usó el recurso de las misiones extranjeras para hacer reformas a las instituciones.
En 1927 llegó al país una misión italiana para cambiar el régimen de prisiones y controlar el delito, pero fracasó en el logro de sus objetivos. Las relaciones internacionales en su administración ocuparon un sitio destacado; Abadía logro poner fin a tres cuestiones diplomáticas que afectaban a Colombia: con el canje de ratificaciones del tratado Lozano-Salomón (firmado en marzo 24 de 1922, ratificado en marzo 19 de 1928) quedaron normalizados los límites con el Perú; los del Brasil, con el tratado firmado entre el canciller brasileño Octavio Mangabeira y el ministro plenipotenciario por Colombia en Río de Janeiro, Laureano García Ortiz (noviembre 15 de 1928); y en el tratado Esguerra-Bárcenas (marzo 24 de 1928), firmado con Nicaragua, se ratificó la soberanía colombiana sobre el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Durante el gobierno de Miguel Abadía Méndez el orden público se vio gravemente afectado, entre otras cosas porque las actividades sindicales fueron perseguidas y reprimidas. Dentro de este marco se presentó en diciembre de 1928 la masacre de las bananeras, triste solución militar al conflicto laboral entre la United Fruit Company y sus trabajadores. Este y otros sucesos registrados en la administración Abadía Méndez, condujeron al desgaste del partido conservador y posibilitaron la llegada del liberalismo al poder, en 1930, con Enrique Olaya Herrera.
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