"Flacuchenta, larguirucha y con frenillos", así describe Natalia Peralta su aspecto físico cuando era tan solo una niña. Las cosas cambiaron rotundamente. Después de que en su infancia solo llamaba la atención por su gran altura y delgadez, en su adolescencia su cuerpo y su rostro tomaron nuevas proporciones y por eso comenzó a modelar en Medellín a la edad de 15 años. Sus 1.75 de estatura, su magnífico rostro y sus medidas 90-62 92 le dieron la posibilidad de combinar sus estudios de odontología en la Universidad de Antioquia con las pasarelas y las fotografías publicitarias, entre las que recuerda varias para la carátula de un disco.
Natalia confiesa que haberse convertido en reina ha sido un verdadero sueño hecho realidad en su vida; sueño que le ha costado sacrificios y desilusiones, como hace dos años, cuando participó para ser Señorita Antioquia y no obtuvo el título.
Sin embargo, el destino la recompensó cuando un amigo la tentó a que participara en Miss Mundo Colombia, donde obtuvo la corona en agosto del año pasado. "Nunca busqué el concurso, pero cuando las cosas son para ti, se dan fácilmente. Una vez tomé la decisión de ser reina, trabajé mucho para hacer todo lo mejor posible".
Ser reina le dio un nuevo giro a su vida. Tuvo que decirle adiós a la relación de siete años y me dio que llevaba con su novio, aplazar sus estudios universitarios y dejar de ser la niña consentida de una familia tradicional paisa. "Cuando me vine a vivir a Bogotá, las cosas cambiaron: ya no tenía tiempo para estar con mi novio y había mucha presión; por eso terminamos. También me dio durísimo estar lejos de mi familia, pero entendí que todo eso era una oportunidad para probarme a mí misma".
Mientras su corazón se adaptaba a su nuevo estilo de vida, Natalia se dedicó en un tiempo muy limitado a prepararse para representar a nuestro país en Miss Mundo. Tomó clases de inglés, de fogueo periodístico, de pasarela y maquillaje, entre otras, en tan solo cuatro meses.
Tres maletas fueron suficientes para partir rumbo a Nigeria en pos de la corona para los colombianos. Era la primera vez que salía del país, estaba sola, pero aun así, la emoción fue indescriptible. Aunque muchas candidatas renunciaron al reinado por las diferencias religiosas que se suscitaron en dicho país de África, finalmente el concurso se realizó en Londres, y ella mantuvo firme su propósito de llevarse el título. "Hasta Chayanne me deseó buena suerte, fue maravilloso".
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