Cuando los conquistadores españoles lograron penetrar el interior del territorio encontraron varias culturas diseminadas por las orillas del río Cariguaño, llamando así por los Chimilas, más tarde conocido como Grande de la Magdalena. En la orilla perteneciente al actual Departamento del Magdalena tienen presencia tribus nativas con características específicas, entre ellas: Chimilas, Caribes, Blancos, Malibúes, Sondaguas, Pintaos, aunque algunos investigadores afirman que la mayoría de estos grupos pertenecía a los Chimilas o Chimile (muchedumbre).
Más hacia el sur existían los Pocabuyes, que poblaban hasta el hoy municipio Cesarense de Tamalameque; por esta razón Genecco Rangel Pava considera que la provincia o el país de los Pocaby iba desde ese municipio hasta Pinto, cerca de las bocas de Tacaloa, que posiblemente era el límite de la provincia de los Chimilas en tierras de la Villa de Tenerife.
Para 1741 se habla que existe un pueblo de los Pintaos, sin decir su localización. Paralelo a estas informaciones dejadas por cronistas y viajeros por el río, que para la época estaba en pleno apogeo la campaña fundacionista y refundacionista de Don José Fernando de Mier y Guerra, caballero de la orden de Santiago, fundador y refundador de pueblos en los antiguos territorios ocupados por los Chimilas y sus pueblos descendientes, los Sondaguas, Pocabuyes, Malibúes y de los Pinto. Pinto, antiguo centro de los Chimilas – Pintaos, tal vez por eso recibió ese nombre, era un punto por donde los españoles al subir y bajar mercancías sufrieron cualquier cantidad de asaltos. Esa situación hizo de De Mier y Guerra recogiera arrochelados de los pueblos vecinos de la provincia de Cartagena, sobre todo de Tacamocho y los asentara en Pinto.
Su refundación se inició el 4 de Diciembre, día de Santa Bárbara, año en el cual pertenecía a la villa de Tenerife, por tanto su nombre inicial fue SANTA BÁRBARA DE PINTO, nombre con el cual se identifica actualmente.
Para 1751 el pueblo contaba con 30 vecinos, 124 almas y muchos esclavos negros. El cura que lo asiste en lo espiritual es el mismo de Santa Ana, pero para 1787 tenía su propio cura, el presbítero Ignacio Pérez.
La impresión de consignar muchos viajeros del pueblo en el siglo XXI es importante, casi todos se refieren a él como una aldea donde sus gentes se dedican a la pesca, agricultura y a la ganadería. Igualmente se destaca el hecho de estar rodeado de muchos animales, entre ellos el tigre Malibú. A partir del año de 1860 cuando el río grande de la Magdalena cambia de ruta y abre el “Brazo de Loba” todos estos pueblos comenzaron a perder importancia, incluyendo Mompox, después el río se fue secando y las crecientes contribuyeron para que sus habitantes emigraran hacia Magangue, Cartagena, Barranquilla y Santa Bárbara de Pinto, una de esas crecientes, la de 1916 produjo muchos estragos a los pobladores ribereños. En ese año se dio inicio a una nueva población, 800 metros hacia adentro, terrenos mas altos donde los Pinteños fundaron Pinto Nuevo. Ellos como buenos Chimilas-Pintaos trasladaban todos los años sus casas en tiempo de crecientes y luego la regresaban, hasta que se cansaron y se quedó la mayoría. Por eso hoy poseen dos iglesias, dos cementerios y escuela en ambos centros poblados, pero funcionan como una unidad territorial, es decir un solo Centro Poblado.
A pesar de las inundaciones del Río Magdalena, los Pinteños no han decaído en su empeño por vivir y sobrevivir en su espacio, por el contrario han mantenido su esperanza en mejorar. Es esa tenacidad la que ha permitido saber aprovechar las oportunidades que les ha brindado la naturaleza y no dudamos en afirmar que el pueblo ha tenido momentos esplendorosos en este pasado siglo XX, por ejemplo en la década de los 50 cuando se inicia la explotación maderera más importante de la subregión, el pueblo se convierte en el epicentro de una actividad comercial muy importante, hasta él llegaban grandes embarcaciones a cargar la madera que la fábrica de Cerveza Águila de Barranquilla utilizaba para sus canastas, el machimbre para los palcos del teatro Municipal de Bogotá hay Jorge Eliécer Gaitán, la madera de los polines para el ferrocarril del Atlántico, madera para la segunda refinería de Barrancabermeja y para cubrir las necesidades de muchas otras construcciones y ciudades de la región Caribe Colombiana y el país en su conjunto.
Pero también ha tenido bonanza en la agricultura, como la Algodonera, la Maicera, Arrocera y otras; siempre ha sido un productor de leche y sus derivados, que ha permitido que el pueblo tenga una gran actividad agrícola y ganadera, asociada estas actividades con la de la pesca en gran escala. Esta situación ha determinado mantener comercio permanente con Magangue, epicentro de toda la Depresión Momposina y La Mojana.
El municipio de Santa Barbara de Pinto se localiza en el sector norte de la Depresión Momposina, en el Departamento del Magdalena. Cuenta con una extensión territorial de 49.713,65 hectáreas, de las cuales 2.210,29, equivalentes al 4,44 % al área del municipio, corresponde a humedales, de vital importancia para su economía por derivar de su producción ìctica el sustento un gran porcentaje de su población. Además de representar un potencial en el sector ecoturistico. El resto de su territorio es de una alta fragilidad ecológica y ambiental requiriendo un manejo sostenible en donde se equiparen la demanda de los recursos naturales, por parte de los habitantes, y la oferta que éstos recursos esté en capacidad de ofrecer según sus condiciones agro ecológicas..
La ganadería, específicamente la producción bovina, es la de mayor explotación dedicada principalmente al pastoreo extensivo, la población bovina se considera nómada, porque es regulada por los periodos de lluvias y sequía, en las cuales se generan traslados de animales de las partes altas a las bajas en épocas de sequía, y de las partes bajas a las altas en periodos de lluvias.
La población de ganado bovino según información de la UMATA de Pinto es de aproximadamente 58.000 cabezas, con una carga de 1.5 reses/hectárea, explotación totalmente extensiva. La población ovicaprina es aproximadamente de 18.320 animales, la porcina es de 6.927 ejemplares, la equina es de 7.530 ejemplares, la de asnos y mular es 6.847, para aves no existe un censo.
La producción de leche es de aproximadamente 13.290 litros por día, siendo comercializada la mayor cantidad con la firma HATOBLANCO.
El queso se comercializa con las ciudades de Plato, Medellín y Barranquilla; la carne bovina es comercializada como ganado en pie con Barranquilla y Medellín.
La explotación de esta actividad se realiza en forma tradicional, con aplicación de algunas técnicas básicas de producción, tales como: programas de vacunación contra las principales enfermedades de carácter nacional, suministro de suplementos alimenticios y siembra de pastos entre otras.
Los cultivos se dan en forma tradicional, con escasa o casi nula aplicación de técnicas mejoradas de producción. La producción se da en parcelas o unidades productivas de propiedad de los pequeños productores; una importante cantidad de campesinos producen sus productos en predios de grandes propietarios, estos predios son tomados en calidad de arriendo o a cambio por desmonte y/o limpieza de los mismos, convirtiéndose en una práctica inadecuada para el pequeño productor, por ser inestable, o sea que en cualquier momento es retirado del predio.
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