23 jun 2011

Barrancabermeja

Desde el siglo XVI se tuvo información sobre la existencia de un pequeño caserío situado a orillas del Río grande de la Magdalena, cuyo margen era habitado por unos cuantos aborígenes que vivían en rústicos ranchos y llevaban una vida primitiva alrededor de la selva y el río Yuma, nombre con el cual era denominado el Río Magdalena en la época de los Indios Yarguies.
El 12 de octubre de 1536, la expedición fluvial de Gonzalo Jiménez de Quezada divisó a lo lejos unas "Barrancas Bermejas", ubicadas a los 7° 04´ de latitud norte, 73° 52´ de longitud este a 126 metros sobre el nivel del mar y 30°C de temperatura media. LATORA ó LATOCCA, era el nombre indígena de la hoy Barrancabermeja.
A medida que la fama de la bonanza petrolera que se riega por el país, van llegando a la ciudad toda clase de aventureros y sibaritas que le van desluciendo su buen nombre, mezclados con gentes de trabajo que poco a poco comienzan a construir la vida de una joven ciudad. En abril de 1922, una comisión de la cámara de representantes visita a Barrancabermeja y a las petroleras de Infantas. De esta visita y según la Ley 5 de 1922 expedida por el congreso por la cual se autorizaba a la asamblea para eregir en Municipio el Corregimiento de Barrancabermeja.
Dos de los compañeros de Quesada testificaron que una jornada delante del pueblo de Latora habia una fuente de betún que es un pozo y que hierve y corre fuera de la tierra, y está entrando por la montaña, al pie de la sierra, y es grande cantidad y espeso licor. Y los indios tráenlo a sus casas y úntanse con ese betún porque le hallan bueno para quitar el cansancio y fortalecer las piernas: y de ese licor negro y de olor de pez y peor, sírvense de ello los cristianos para brear sus bergantines.
Posteriormente uno de los grandes precursores de la independencia, don Pedro Fermín de Vargas, natural de Cepitá, advirtió la importancia y la necesidad de la explotación comercial de esta "brea o chapapote", para "preservar los barcos de la broma". Los Yariguíes, etnia indígena habitante de la región de Barrancabermeja (tribu caribe), resistió ferozmente la invasión española. Pipatón fue uno de los caciques más recios, y se cuenta en un mito sobre los "poderes mágicos del chapapote".
Empleado en los caminos que construyó Lengerke, de Zapatoca a Puerto Santander, descubrió los yacimientos de Barrancabermeja, que se los apropió el señor De Mares y fueron el inicio de la gran Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol.
Por Barrancabermeja salieron las quinas de Manuel Cortissoz y de Lengerke, el mismo que en 1878 no encontraba "ni a peso de oro jornaleros ni arrieros que quisieran trabajar ni conducir arrias por aquel camino, de Bucaramanga a Puerto Santander, por temor a ser sacrificados por las flechas de los salvajes", descendientes del cacique Pipatón..
La "bonanza petrolera" atrajo personas de todas las regiones del país, en especial de la costa atlántica y de la región cultural "paisa". Así la población fue creciendo de 40.000 habitantes en el año de 1940 a 80.000 habitantes en el de 1960. La población siguió en aumento hasta la actualidad, en la que hay una población de 300.058 barramejos.
Una triste época en Barrancabermeja fue el periodo comprendido entre los años de 1995 a 1997, donde la delincuencia y terroristas de los guerrilleros de las FARC y ELN tenían tomada el municipio y de 1997 a 2000 donde los paramilitares iniciarion una guerra frontal contra las guerrilas en la región del medio valle del Magdalena y, por consiguiente, muchos campesinos dejaron sus plantaciones para buscar un mejor futuro en el principal núcleo urbano de la región: Barrancabermeja.
El periodo comprendido entre el 2000 y el 2004 es conocido como la edad de plata de Barrancabermeja, que se caracterizó porque el sector servicios fue complementando poco a poco el sector industrial. El próximo periodo fue la edad de oro de los barramejos que comenzó con el fin de la de plata y que aún transcurre. En esta edad se construyeron novedosos y modernos espacios para la recreación, el comercio, la movilidad que se ven reflejados en magnas obras como el centro comercial San Silvestre, el paseo de la cultura, las obras de reparación, parcheo y señalización de la avenida 36 y gran parte de la circunvalar, en la doble calzada de la dg 56 y muchísimas otras obras que buscan convertir a Barrancabermeja en una ciudad competitiva.

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