1 jul 2011

Arquitectura militar Cartagena de Indias

La herencia arquitectónica española se refleja en Cartagena como una de las ciudades más hermosas del nuevo mundo. La Ciudad Antigua se encuetra rodeada de baluartes, estructuras similares a las murallas pero sin su altura, de forma poligonal, las cuales fueron construidas para que en caso de una invasión o saqueo extranjero la ciudad pudiera defenderse y resguardar sus riquezas. Lo que hoy en día se conoce como la "Ciudad Amurallada" empezó su construcción antes del año 1600 aproximadamente y culminó en 1796 a cargo del ingeniero don Antonio de Arévalo.
La ciudad vieja está rodeada de sectores como la tradicional isla de Manga, los barrios Castillogrande, Laguito, Bocagrande, Pie de la Popa, Crespo, Nuevo Bosque, El Pozón, Los Caracoles, Las Américas, Los Corales, entre otros donde vive la mayoría de la población, o Nelson Mandela, donde viven gran parte de los desplazados de la región del norte del departamento de Bolívar.
La historia de Cartagena de Indias está marcada por un deseo de tranquilidad, de ponerse a salvo de los piratas y enemigos durante la época colonial. Las ricas mercancías que salían para la metrópolis, así como las que llegaban, despertaron la codicia de las potencias europeas que, en complicidad con los piratas, planeaban constantes ataques. La historia de
la ciudad está ligada a personajes como Morgan, Drake, Vernon, Pontis, Hawkins y Leclerq. Esta defensa de la ciudad ocasionó desastres que obligaron a emprender otras obras de ingeniería. En 1543 fue saqueada por un corsario francés; en 1568 y 1586 por los ingleses Hawkins y Drake, respectivamente.
Al viajero que recorre sus mazmorras, aún le llega el eco de aquellas batallas, como puede apreciarse en estas notas de Juan Moro en su Esquineando: «El suelo húmedo de la casamata absorbe el rumor de las pisadas en fila india. En las hornacinas, invisibles arcabuceros amagan feroces ataques. Susurros conminatorios perforan las paredes: ‘¡Al arma, al arma! ¡Los bucaneros han caído en la trampa!’».
La Corona española había decidido ya emprender un ambicioso plan de fortificaciones que encomendó a Juan de Tejeda y Bautista Antonelli, que llegaron a Cartagena en 1586. El sitio donde se encontraba la ciudad ofrecía las mejores condiciones defensivas, aunque el hecho de que los navíos anclasen lejos del centro urbano era un problema, ya que las mercancías debían transportarse en canoas hasta el puerto.
No obstante, este inconveniente resultó ventajoso, pues dicha situación le permitía defenderse de los ataques. La primera misión de los ingenieros fue defender el canal de Boca Grande con el fuerte de San Matías.Hacia 1597 se presenta el primer plan de fortificación de la ciudad, como parte del proyecto de defensa del Caribe. En el plan presentado por Bautista Antonelli se muestran los primeros barrios y el arrabal de Getsemaní. Con la construcción del Baluarte de Santo Domingo, llamado en principio de San Felipe, se inició el primer periodo de construcción de la Plaza Fuerte de Cartagena de Indias (1614). Paralelamente a la fortificación de la plaza se iniciaron las obras de defensa de la bahía. La plataforma de Santángel fue una de las primeras y se situaba en un extremo de la isla de Tierrabomba (1617).
Hacia 1630, durante el gobierno de don Francisco Murga se culmina la obra básica del recinto amurallado. Y con la construcción de la Puerta de Tierra, de la Media Luna hacia 1631 se cierra el primer periodo básico del conjunto arquitectónico militar de la ciudad: las murallas de Cartagena.
Al principio del periodo colonial la bahía tenía dos canales de acceso: el de Bocachica, situado a tres leguas de la plaza y del del puerto interior, y el de Bocagrande, más ancho y más cercano al fondeadero, que era utilizado exclusivamente por las flotas.
Por eso las primeras fortalezas —fuertes de la Caleta y del Boquerón, contemporáneos de Hawkins— se construyeron en lugares estratégicos para la defensa de los «surgideros» y cuando en la última década del siglo XVI se iniciaron las obras de fortificación definitiva, después de estudiar las condiciones de la bahía, se construyó el Fuerte de San Matías a la entrada de Bocagrande.
En 1657 el gobernador Pedro Zapata construyó el castillo de San Felipe de Barajas en lo alto de un centro que dominaba la ciudad por la parte de tierra. Pero el canal acabó siendo obstruido por la arena y por numerosos obstáculos. Como surgió la necesidad de fortificarlo, en su orilla norte se construyó el castillo de San Luis, que Pontis dejó en estado lamentable y casi fuera de servicio. Los piratas franceses ocasionaron grandes daños en castillos y murallas. Esto ocasionaba un mejoramiento constante del sistema defensivo de la ciudad. Se reconstruyó la pequeña batería de San José de Bocachica en otro tiempo destrozada y se hicieron algunas obras en el castillo para defenderse del temido ataque de Vernon, que acarreó graves consecuencias para la ciudad.
El castillo de San Luis, la batería de San José en Bocachica; el fuerte de Santa Cruz fueron destruidos; además, las aguas del mar se abrieron paso hacia la bahía. Dirigió la defensa de la ciudad en esta ocasión don Blas de Lezo que distribuyó los buques en lugares estratégicos de la bahía para impedir el desembarco del enemigo.
Se intentó construir el dique o escollera cuyos trabajos se iniciaron en 1771, según proyecto del ingeniero Antonio Arévalo, quien dirigió las más importantes obras de arquitectura hidráulica que se hicieron en América. Antes ya se habían terminado la batería de San José y el fuerte de San Fernando.
Con la batería del Ángel en Bocachica y la Tenaza, constituida por los baluartes de Santa Catalina y San Lucas, Cartagena se convirtió en una verdadera plaza fuerte. A finales del siglo XVII se acabó de sellar el recinto amurallado.
En la parte bañada por el mar libre se construyó una escollera, que alejó para siempre el peligro de las inundaciones, peligro que había destruido en repetidas ocasiones la muralla de la Marina.

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